Visiting a family at the Dorothy Day House of Hospitality (DDHH) was a relaxing way to end an odyssey that was full of adventure. Walking into the Dorothy Day House of Hospitality on a Sunday evening is immediately calming. The smell of coffee was wafting through the house when Sister Maureen greeted me at the back door. I brought a pie to share for dessert that I was afraid wouldn’t be thawed in time to eat. When I shared my fear with her she just smiled and said it would be just fine. She was right.
Sister Maureen is the sole employee of DDHH aside from a part-time assistant who helps her. Her investment and dedication to the families who benefit from DDHH’s services became immediately apparent when she invited me to sit down in the living area of the house and she shared with me the mission and history of DDHH. She told me some of the stories about the many families who have lived in the home. True to the name, the home is inspired by Dorothy Day, who believed that it is not the job of the church or government to take care of people – she believed people should take care of people.
Families who live in the Dorothy Day House of Hospitality were previously homeless. The causes for loss of shelter are diverse: underemployment, generational poverty, and catastrophes that have catapulted them into difficult economic circumstances. Families are provided with integral care from a room in the home, clothing, food, educational opportunities, financial literacy counseling, parenting classes, prospective job contacts, help with locating permanent housing, etc… In short, being accepted at the DDHH, is one of the most fortunate opportunities a homeless family can have in Memphis.
Tonight I thoroughly enjoyed sharing pie (that was thankfully not frozen) with a family currently staying at DDHH. I learned about what they like to do and some of their hopes and aspirations. They were the definition of southern etiquette – I have never been “yes ma’ammed” so much in my life. They had two young, adorable children that couldn’t be more thrilled playing and laughing in the house. It gave me such peace to see a family that was suffering from lack of shelter, being cared for so completely.
Dorothy Day was right – it’s up to us to take care of each other. And in doing so one experiences the peace, laughter and joy that I experienced tonight at DDHH.
El resumen en español:
Visitar a una familia en el “Dorothy Day House of Hospitality (DDHH)” fue una manera relajante para terminar una odisea llena de aventuras. Entrar al Hogar de Hospitalidad Dorothy Day (DDHH) un domingo por la noche fue un calmante inmediato. El olor a café llenaba los aires del hogar cuando la Hermana Maureen me recibió en la puerta trasera. Yo llevaba conmigo un pastel para compartir durante el postre y me preocupaba que este no fuera a descongelarse a tiempo para comerlo. Cuando compartí mi temor con ella, sólo sonrío y me dijo que iba a estar bien. Ella tenía razón.
La Hermana Maureen es la única empleada del DDHH aparte de una asistente de tiempo parcial que le ayuda. Su inversión y dedicación a las familias que se benefician de los servicios del DDHH se volvieron visibles inmediatamente cuando ella me invitó a sentarme en la sala del hogar y compartió conmigo la misión y la historia del DDHH. Ella me contó algunas historias de las muchas familias que han vivido en el hogar. Haciendo honor a su nombre, el hogar es inspirado por Dorothy Day, quién creía que no es el trabajo de la iglesia o el gobierno de cuidar a las personas – ella creía las personas deberían de cuidar a las personas.
Familias que viven en el DDHH previamente se encontraban sin hogar. Las causas de la pérdida de amparo eran diversas: desempleo, pobreza generacional y catástrofes que las han catapultado a circunstancias económicas difíciles. Las familias que pueden recibir ayuda del DDHH son provistas con un cuidado integral desde una habitación en el hogar, ropa, comida, oportunidades educacionales, consejería financiera, clases para padres, contactos de prospectos laborales, ayuda para localizar un hogar permanente, etc… En resumen, ser aceptado en el DDHH es una de las oportunidades más fortuitas que una familia desamparada puede encontrar en Memphis.
Esta noche, yo disfrute en grande compartir un pastel (que afortunadamente no estaba congelado) con una familia que se encuentra actualmente hospedada en el DDHH. Yo aprendí acerca de sus gustos y algunas de sus esperanzas y aspiraciones. Ellos eran la definición de la educación sureña – Yo nunca había recibido tantos “Sí Señoras” en mi vida. Ellos tenían dos chicos adorables que no pudieron haber estado más felices jugando y gozando en ese hogar. Me dio mucha paz ver a una familia que sufría de falta de amparo, estar siendo cuidada completamente.
Dorothy Day tenía razón – es algo que nos concierne a todos cuidar unos de otros. Y al hacer eso, llega la paz, gozo y risas que yo experimenté en el DDHH.